En enero comenzaremos un curso de formación bíblica con un sentido profundamente espiritual, porque «a la lectura de la Sagrada Escritura debe acompañar la oración para que se realice el diálogo de Dios con el hombre, pues «a Dios hablamos cuando oramos, a Dios escuchamos cuando leemos sus palabras» (Catecismo de la Iglesia Católica, 2653).

Una misión esencial que tiene la Iglesia, como Madre, es alimentar a sus hijos y nutrirlos con su enseñanza para que crezcan sanos y fuertes en la fe. En un mundo tan plural como el nuestro, donde se multiplican las opciones y se defienden todo tipo de posturas y valores, el cristiano debe formarse según sus capacidades y vocación. Solo así podrá adquirir una verdadera solidez en lo que cree y dar respuesta a los interrogantes que se le plantean, de manera que pueda evangelizar con coherencia a cuantos le rodean.
La formación no es solo una tarea infantil o juvenil destinada a poner los fundamentos de la fe en la persona; es, ante todo, una necesidad y una exigencia para todo cristiano adulto que desee ofrecer a los demás una vida cristiana madura. Consciente de ello, nuestra parroquia brinda la posibilidad de una formación específica para aquellos adultos que sientan la inquietud de profundizar y madurar en su fe.
En concreto, nos proponemos profundizar en una formación bíblica que permita fundamentar la vida cristiana y afianzar el testimonio evangélico. No pretendemos realizar un estudio meramente literario o erudito de la Biblia, sino penetrar espiritualmente en el texto sagrado. Intentamos leerlo con el mismo Espíritu con el que fue escrito, para extraer consecuencias y aplicaciones prácticas para nuestra vida de fe. De este modo, seguimos el espíritu con el que san Lucas escribió sus libros: «después de investigarlo todo diligentemente desde el principio, para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido» (Lc 1,3-4).
Así, utilizamos la Escritura para el fin con el que fue concebida. No buscamos que unos eruditos -a veces con poca fe y mucha ideología- la diseccionen para fundamentar teorías académicas, sino buscamos alimentar y fortalecer al pueblo de Dios en su fe. Como decía san Pablo: «toda Escritura es inspirada por Dios y es también útil para enseñar, para argüir, para corregir, para educar en la justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto y esté preparado para toda obra buena» (2 Tim 3,16-17).
Nuestro deseo y esperanza es acertar en nuestra pretensión de ofrecer una interpretación eclesial, alimentada en la Tradición y abierta a las necesidades del cristiano de hoy, para que la Palabra Divina cumpla su misión en los corazones: «Deshacemos sofismas y cualquier baluarte que se alce contra el conocimiento de Dios y reducimos los entendimientos a cautiverio para que se sometan a la obediencia de Cristo» (2 Cor 10,5).
Las clases darán comienzo, Dios mediante, el próximo 20 de enero. Tras unas sesiones dedicadas a una introducción general a la interpretación de la Escritura, abordaremos el estudio del Libro de los Jueces. Serán clases serán expositivas y tendrán lugar los martes de 20:15 a 21:15 horas.
Este itinerario formativo va dirigido a todos los cristianos a partir de los 18 años. No requiere ninguna cualificación previa, sino únicamente el interés y la inquietud por conocer mejor la Palabra de Dios, iluminada por la interpretación de la Iglesia. Las sesiones serán grabadas y publicadas en la página web de la parroquia para que, posteriormente, puedan ser seguidas por aquellos que no tengan la posibilidad de asistir presencialmente.